16/07/2019 8:09:33
Línea Verde
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Desde el comienzo de junio se han registrado más de 100 incendios forestales en el Ártico debido a condiciones inusualmente cálidas y secas en partes del hemisferio norte, informó la Organización Meteorológica Mundial.
“El cambio climático, con el aumento de las temperaturas y los cambios en los patrones de precipitación, está amplificando el riesgo de incendios forestales y prolongando la temporada”, explicó Claire Nullis, portavoz de la Organización.
Los incendios han sido más severos en Alaska y Siberia, donde algunos han sido tan grandes como para cubrir casi 100.000 campos de fútbol, o toda la isla de Lanzarote, en el archipiélago español de las Canarias. En Alberta, una de las provincias en el oeste de Canadá, hubo uno que se extendió al triple de esta superficie.
En el Ártico, solo en Alaska, se han registrado casi 400 incendios forestales este año, y nuevos se encienden cada día. Además, la temperatura promedio de junio en las partes de Siberia, donde se están produciendo los fuegos, fue casi diez grados más alta que el promedio de 1981-2010.
Además de la amenaza directa de la quema en el Ártico, los incendios forestales también liberan contaminantes nocivos que incluyen partículas y gases tóxicos como el monóxido de carbono, los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos que no son metano a la atmósfera.
Las partículas y los gases de la quema de biomasa en el Ártico pueden transportarse a grandes distancias, afectando la calidad del aire en regiones lejanas.
“Solamente en junio, los fuegos emitieron 50 megatoneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, el equivalente a todas las emisiones de Suecia en un año, y más que todo lo que se ha liberado combinadamente durante el mismo mes desde 2010 hasta 2018”, informó la portavoz.
El ambiente del Ártico es particularmente sensible al aumento de temperaturas comparado con otras regiones. Las partículas del humo pueden caer sobre la nieve y el hielo, haciendo que este absorba la luz solar que de otro modo reflejaría y, por lo tanto, acelerando el calentamiento global.
Los incendios en el Ártico también aumentan el riesgo de una mayor descongelación del permafrost que libera metano, que también es un gas de efecto invernadero.
La parte norte del mundo se está calentando más rápido que el planeta en su conjunto. Ese calor está secando los bosques y haciéndolos más susceptibles a quemarse. Un estudio reciente encontró que los bosques boreales de la Tierra ahora se están quemando a una velocidad que no se ha visto en al menos 10.000 años.
En los Estados Unidos, por tercera vez consecutiva en 2019, el récord de precipitaciones en los últimos doce meses ha alcanzado un máximo histórico, con inundaciones que persisten a lo largo de los ríos Mississippi, Missouri, e Illinois.
Se espera que la tormenta tropical Barry toque tierra el sábado, provoque fuertes lluvias y tormentas peligrosas y exacerbe una situación de inundaciones ya precaria. Es un sistema de movimiento muy lento, lo que significa que el potencial de lluvia es mayor, explicó la portavoz de la OMM.
“Es posible que los vientos se fortalezcan hasta alcanzar velocidades de huracán. Pero no son los vientos en esta tormenta los que representan el peligro, sino el agua”, dijo Claire Nullis.
Se espera que Barry produzca acumulaciones totales de lluvia de 254 mm a 508 mm sobre el sureste de Louisiana y el suroeste, con cantidades máximas aisladas de 635 mm durante el fin de semana. Estas lluvias pueden causar inundaciones repentinas en esas áreas.
Por otro lado, un nuevo informe asegura que los Estados Unidos empataron el récord del número de días de inundaciones de marea alta en 2018. Se espera que aumente en 2019 debido a la subida de El Niño y el nivel del mar.
“Ya no hace falta una tormenta fuerte o un huracán para causar inundaciones en muchas áreas costeras”, recalcó Nullis. Para 2030, las proyecciones a largo plazo muestran de 7 a 15 días de inundaciones de marea alta a nivel nacional. Para 2050, el número aumentará de 25 a 75 días.
Ante las olas de calor que afectan actualmente a Europa y ante las predicciones sobre la ocurrencia de este fenómeno en diferentes partes de las Américas, la Organización Panamericana de la Salud ha instado a los países de la región a preparase, debido al daño que pueden ocasionar en la salud de las personas, causando incluso la muerte.
Las predicciones meteorológicas para América del Norte, Centroamérica y el Caribe indican que durante el verano 2019 se esperan olas de calor, condiciones que pueden aumentar el estrés causado por la sequía, provocar incendios forestales y ocasionar efectos en la salud humana.
Durante el verano pasado, Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Perú, Uruguay, y México se vieron afectados por las olas de calor, algo que no se había visto antes en la región.
En 2010, una ola de calor causó la muerte de 737 personas en Brasil, y otra en Argentina en 2013-2014, ocasionó el fallecimiento de 1877 personas, además de dejar sin energía a 800.000, lo que incrementó el estrés térmico en esa población.
En Estados Unidos, las olas de calor son los eventos naturales que más muertes causan, según las autoridades sanitarias del país.
La sucursal de la Organización Mundial de la Salud ha elaborado una guía para los países de las Américas sobre el desarrollo de planes de contingencia ante olas de calor que incluyen alertas tempranas y mecanismos de vigilancia.
El calor puede causar síntomas severos, como el agotamiento o los golpes de calor, que pueden llevar a pérdidas del conocimiento, además de piel caliente y seca, debido a fallas del organismo para controlar las altas temperaturas.
La mayoría de las muertes por calor se deben al agravamiento de enfermedades cardiopulmonares, renales, endocrinas y psiquiátricas. Otros síntomas leves incluyen edemas en miembros inferiores, erupción en el cuello por calor, calambres, dolor de cabeza, irritabilidad, letargo y debilidad.
Las personas con enfermedades crónicas que toman medicación diaria tienen mayor riesgo de complicaciones y muerte durante una ola de calor, así como los adultos mayores y los niños.
“La respuesta al calor depende de la capacidad de adaptación de cada persona y los efectos graves pueden aparecer repentinamente, por lo cual es muy importante estar atentos a las alertas y recomendaciones de las autoridades locales”, asegura la OPS en un comunicado.
Algunas de las recomendaciones incluyen:
Fuente: ONU,
Artículo de referencia: https://news.un.org/es/story/2019/07/1459191,
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